sábado, 17 de mayo de 2008

VIENTO EN LAS VELAS


Esos barcos que llegan sigilosos al muelle
tienen algo de símbolo y de fácil metáfora.

El símbolo quizá de lo que muere.

La metáfora, en fin, de una vida ignorada.


De niños los miraba inventando unas rutas
por olvidados mares y por tierras de magos.

Perdiéndose en la niebla, helados por la luna,

los barcos de mi infancia iban siempre de paso.


Perseguían un mundo que no existe. Un mundo

que ha muerto en mí, que está borrándose

al evocarlo ahora desde este mar oscuro

que sólo surcan ya los barcos fantasmales.


Felipe Benítez Reyes

Goleta Aguete (Ría de Pontevedra)


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