domingo, 8 de julio de 2007

LAS CIUDADES Y LA MEMORIA


En Maurilia se invita al viajero a visitar la ciudad y al mismo tiempo a observar ciertas tarjetas postales que la representan como era: la misma plaza idéntica con una gallina en el lugar de la estación de ómnibus, el quiosco de música en el lugar del puente, dos señoritas con sombrilla blanca en el lugar de la fábrica de explosivos. Ocurre que para no decepcionar a los habitantes, el viajero elogia la ciudad de las postales y la prefiere a la presente, aunque cuidándose de contener dentro de las reglas precisas su pesadumbre ante los cambios. reconociendo que la magnificencia y prosperidad de Maurilia convertida en metrópoli, comparada con la vieja Maurilia provinciana, no compensan cierta gracia perdida, que sin embargo se puede disfrutar sólo ahora en las viejas postales, mientras antes, con la Maurilia provinciana delante de los ojos, de gracioso no se veía realmente nada, y mucho menos se vería hoy si Maurilia hubiese permanecido tal cual, y que de todos modos la metrópoli tiene este atractivo más: que a través de lo que ha llegado a ser se puede evocar con nostalgia lo que era.

Italo Calvino. Las ciudades invisibles

Porta do Sol (Vigo)

1 comentario:

Masha dijo...

Hola viajero!

Me encanta el tratamiento que das a tus fotos, me obsesionan los nubarrones, y los tuyos están de escándalo!


Pero, de todas, me quedo sin duda con mi ciudad invisible.....
Es como aquella copla que cantaba la Piquer, "y sin embargo, te quiero".



Te añado a mi ruta bloguera, sin duda!

Un abrazo!